El mismo desazón
El mismo hastío
La misma inquietud
El mismo reloj
La misma hora
El mismo corazón
tiene el mismo frío
que hace un año
y el anterior
y el anterior al anterior
Que no te obceques
me digo
que no te ofusques, que no
No habrá tal llamada
no habrá tal carta
ni tal beso.
Sólo un corazón
apuñalado
sólo eso.
lunes, 31 de enero de 2011
sábado, 29 de enero de 2011
Una de estas noches
me acerco hasta tí
y te digo:
- ¿qué fue de las palabras?
- ¿qué fue de los besos?
Ya no me quedan lágrimas
estoy intentando mantenerme firme
tu sigue tu camino, si.
Lo que más me duele
es saber
que no puedo afligirme
por lo que no fue
Que no puedo seguir fingiendo.
Te quise,
oh! en la mañana prístina
de mayo,
cantábamos
y nuestras voces sonaban
como violines desafinados..
Quiero envolverme en tus brazos,
fuertes y trepidantes.
Te echo de menos,
tu aroma aún permanece
en mi almohada.
Una mezcla de sándalo, almizcle y vetiver.
El humo de tu cigarro
sobre mi pecho
el dulce sabor a vodka
que aflojaste en mi boca
continua fresco.
La luz de estrella helada
de tu mirada
el satinado rubí de tus labios
tus ensortijados cabellos
persisten en mi retina
Oh, vuelve a mis brazos...
Una de estas noches
me acerco a tu cama
y entre sueños
te despierto
con un exquisito beso.
me acerco hasta tí
y te digo:
- ¿qué fue de las palabras?
- ¿qué fue de los besos?
Ya no me quedan lágrimas
estoy intentando mantenerme firme
tu sigue tu camino, si.
Lo que más me duele
es saber
que no puedo afligirme
por lo que no fue
Que no puedo seguir fingiendo.
Te quise,
oh! en la mañana prístina
de mayo,
cantábamos
y nuestras voces sonaban
como violines desafinados..
Quiero envolverme en tus brazos,
fuertes y trepidantes.
Te echo de menos,
tu aroma aún permanece
en mi almohada.
Una mezcla de sándalo, almizcle y vetiver.
El humo de tu cigarro
sobre mi pecho
el dulce sabor a vodka
que aflojaste en mi boca
continua fresco.
La luz de estrella helada
de tu mirada
el satinado rubí de tus labios
tus ensortijados cabellos
persisten en mi retina
Oh, vuelve a mis brazos...
Una de estas noches
me acerco a tu cama
y entre sueños
te despierto
con un exquisito beso.
viernes, 28 de enero de 2011
La pesadilla
Cuando entra la noche
intento concentrar la atención
en tu sombra
si, digo sombra porque es lo que queda.
Entonces pienso en tu figura
intentando llegar a un sueño lúcido
pero no lo consigo.
Todo acaba en pesadilla.
Eramos tú y yo
solos tú y yo,
en mi sueño.
Tu voz se volvió áspera
y tus manos se retorcieron
como ramas de olivo
sobre mi cuello.
Noté el cálido aroma a vino
que desprendían tus labios,
quise besarte.
Pero lo que a veces
pensamos es un bello sueño
torna a menudo en siniestra congoja.
Me dejaste sin respiración
mis brazos se agitaban
mientras la luna gritaba.
Te supliqué que pararas.
Mis ojos se cerraban
para no ver tu perversa mueca.
Tus dientes y tu cabello agitados,
Tu mirada amenazante.
La sombra se cernió sobre nosotros.
Oscuridad
Desperté sobresaltada
con el rumor del viento
sobre mi afligido cuerpo.
Ya no estabas a mi lado.
Eso me sosegó,
mas te eché en falta.
Porque cuando en sueños apareces
tu imagen apacigua tu ausencia,
y aunque sea una pesadilla
sé que al despertar
te habré contemplado por un instante.
intento concentrar la atención
en tu sombra
si, digo sombra porque es lo que queda.
Entonces pienso en tu figura
intentando llegar a un sueño lúcido
pero no lo consigo.
Todo acaba en pesadilla.
Eramos tú y yo
solos tú y yo,
en mi sueño.
Tu voz se volvió áspera
y tus manos se retorcieron
como ramas de olivo
sobre mi cuello.
Noté el cálido aroma a vino
que desprendían tus labios,
quise besarte.
Pero lo que a veces
pensamos es un bello sueño
torna a menudo en siniestra congoja.
Me dejaste sin respiración
mis brazos se agitaban
mientras la luna gritaba.
Te supliqué que pararas.
Mis ojos se cerraban
para no ver tu perversa mueca.
Tus dientes y tu cabello agitados,
Tu mirada amenazante.
La sombra se cernió sobre nosotros.
Oscuridad
Desperté sobresaltada
con el rumor del viento
sobre mi afligido cuerpo.
Ya no estabas a mi lado.
Eso me sosegó,
mas te eché en falta.
Porque cuando en sueños apareces
tu imagen apacigua tu ausencia,
y aunque sea una pesadilla
sé que al despertar
te habré contemplado por un instante.
El zombie
Putrefacto,
estás putrefacto.
Tu piel se asemeja a la de un zombie
verdosa, se cae a pedazos.
Tu piel rezuma un hedor a muerto
que me hace vomitar.
Por el rabillo del ojo
te observo
devorar vidas ajenas
jóvenes almas,
lo haces con ansiedad.
Tus ojos amoratados,
somnolientos,
anhelan la sangre
de todo aquel que quiera adorarte,
realmente me das pena.
Narcisista como pocos,
no llegaste siquiera a vislumbrar
que yo tengo derecho a amar
y ser amada
como cualquier mortal.
Pero ahora me rio,
si, me desternillo de la risa
al verte pulular entre inocentes.
Te hundes en la putrefacción,
Putrefacto,
estás putrefacto,
y lo mejor de todo
es que ni tú lo sospechas.
estás putrefacto.
Tu piel se asemeja a la de un zombie
verdosa, se cae a pedazos.
Tu piel rezuma un hedor a muerto
que me hace vomitar.
Por el rabillo del ojo
te observo
devorar vidas ajenas
jóvenes almas,
lo haces con ansiedad.
Tus ojos amoratados,
somnolientos,
anhelan la sangre
de todo aquel que quiera adorarte,
realmente me das pena.
Narcisista como pocos,
no llegaste siquiera a vislumbrar
que yo tengo derecho a amar
y ser amada
como cualquier mortal.
Pero ahora me rio,
si, me desternillo de la risa
al verte pulular entre inocentes.
Te hundes en la putrefacción,
Putrefacto,
estás putrefacto,
y lo mejor de todo
es que ni tú lo sospechas.
Shhhh....
Irene me quisieron llamar al nacer,
pero ese no es mi nombre verdadero.
Dicen que al salir del vientre de mi madre
dije: -abba!- que es padre en hebreo.
De la existencia me quedo con el silencio,
con su siniestra sombra,
mi amable compañero.
Si todos estos años me ha acompañado
que me acompañe también en la muerte,
sólo deseo
que a su lado se acueste.
Con un hilo tembloroso
y su presencia lúgubre
cada luna me acompaña
tras el rumor de tu ausencia
eterna y reciente,
sombría, resplandeciente.
Aun recuerdo en el crepúsculo
lo que compartimos
mis labios de rojo vino
tus ojos de llama chispeante.
Dime, cuántos tic tacs de este viejo reloj
harán falta
para que vuelvas
limpio y nuevo
como viniste.
Si como ayer vinieras
te haría de rosas y nenúfares.
Si tu ausencia retumba
como lápida en la tierra
te inventaré en silencio.
Recrearé tu pelo,
tu inmensa sonrisa...
tus largos dedos
tus manos de estalactita.
Por eso, como llegaste,
de luz y de amapola,
insertate en las sombras,
que ya no lloraré.
Sólo caminarás conmigo
porque nunca te fuiste.
pero ese no es mi nombre verdadero.
Dicen que al salir del vientre de mi madre
dije: -abba!- que es padre en hebreo.
De la existencia me quedo con el silencio,
con su siniestra sombra,
mi amable compañero.
Si todos estos años me ha acompañado
que me acompañe también en la muerte,
sólo deseo
que a su lado se acueste.
Con un hilo tembloroso
y su presencia lúgubre
cada luna me acompaña
tras el rumor de tu ausencia
eterna y reciente,
sombría, resplandeciente.
Aun recuerdo en el crepúsculo
lo que compartimos
mis labios de rojo vino
tus ojos de llama chispeante.
Dime, cuántos tic tacs de este viejo reloj
harán falta
para que vuelvas
limpio y nuevo
como viniste.
Si como ayer vinieras
te haría de rosas y nenúfares.
Si tu ausencia retumba
como lápida en la tierra
te inventaré en silencio.
Recrearé tu pelo,
tu inmensa sonrisa...
tus largos dedos
tus manos de estalactita.
Por eso, como llegaste,
de luz y de amapola,
insertate en las sombras,
que ya no lloraré.
Sólo caminarás conmigo
porque nunca te fuiste.
domingo, 23 de enero de 2011
El ángel
Llegaste un día
y poco a poco te alzaste en mi refugio,
apareciste en mis sueños como un ángel
Porque eres
La palabra exacta que me calma
cuando mi llanto en el gélido invierno se refugia
El ancla que me aferra al navío de la realidad
al cruzar la locura.
Fuiste la luz al final del túnel.
Abriste mis ojos en medio de la penumbra.
Tú me ofreces todo sin explicarme nada.
Sólo tú me salvas...sólo tú puedes.
y poco a poco te alzaste en mi refugio,
apareciste en mis sueños como un ángel
Porque eres
La palabra exacta que me calma
cuando mi llanto en el gélido invierno se refugia
El ancla que me aferra al navío de la realidad
al cruzar la locura.
Fuiste la luz al final del túnel.
Abriste mis ojos en medio de la penumbra.
Tú me ofreces todo sin explicarme nada.
Sólo tú me salvas...sólo tú puedes.
Rumbo ciego
¿Dónde estamos?
¿A dónde vamos?
Antaño ciego y yo sorda...
Yo ciega y tú ahora sordo.
¿alguien lo entenderá algún día?
Si la melodía deja de sonar
que no desistan las sonrisas.
¿A dónde vamos?
Antaño ciego y yo sorda...
Yo ciega y tú ahora sordo.
¿alguien lo entenderá algún día?
Si la melodía deja de sonar
que no desistan las sonrisas.
El extraterrestre
No se si eras un ángel,
quizá un geniecillo o un extraterrestre.
El caso es que me raptaste.
La luz de una extraña estrella te guiaba.
Tus dedos trazaban suave el carmín de mis labios
y mi piel marfil sobre el verde cobalto extasiado.
Tomé los libros, las canciones y la pluma,
escapé al norte.
La huida fue ardua,
en tu nave inexpugnable me embarqué,
con una barquita de metal de alas rotas
y acabé un despertar confesando mi amor.
Un ojo de abismo en el cristal,
cegada de ilusión,
ruedas de cuchillos, cielos abiertos...
Hierba peligrosa.
La cara de la muerte.
Silencio, sólo el silencio.
Las ventanas abrieron
cielos nuevos,
colores infinitos, espirales,
allí en el norte me volví a encontrar.
La niña recordaba el índigo, el cadmio, el cerúleo,
dejó su rastro,
mas él no estaba
pero su sombra le acompañaba.
Aquella niña del esqueje en la costilla
bailaba desnuda.
Sus ojos se abrían de par en par.
Cantaba, cantaba, con su voz quebrada.
Más nadie parecía escuchar.
Tus bellas manos tejían con hilos trémulos y firmes
los finos huesos de la joven,
aquella loca que danzaba sin fin.
Aquella cuerda de fino hilo
se desmoronaba...
suave el algodón de tus dedos acariciaban su perfil.
Abre los ojos, escuché.
De nuevo entre ciegos...
Silencio.
Nada importante acontecía,
los años pasaban y ella seguía
aferrada a su sueño.
Esto es el sueño!! le decían todos.
No tienes más que abrir los ojos!
Pero sin sus manos no era lo mismo...
Así que partió a su planeta,
nada se lo impediría.
Las amapolas seguían sangrando sobre el papel impoluto.
Los pájaros llegaron, piaron, cantaron
sus trémulos labios movían a su son.
Las campanas sonaron una, dos, tres...
Hasta dejarla sorda!
Una noche ultramar entre tinieblas
una extraña mueca encontró en su rostro.
Por fin de nuevo cara a cara.
Un terrible miedo la dinamita en sus pies explotó.
Ella se abalanzó al abismo, al mismísimo agujero negro,
muy lejos...
Tremendo fue el desamor,
tremenda fue la caída.
En un café pasó las horas,
pero él no apareció.
Ella escapó,
- no volverá jamás - se dijo el extraterrestre.
Mas el tiempo hizo de las suyas,
tejían sus labios
blanco roto sobre amapolas que ardían.
La risa de él desencajada por los años.
La de ella hermosa todavía.
- Volverá,
volverá directa a mis brazos. -
Hoy ella espera en una celda de su nave
para encontrar en sus manos delicadas,
que tejen a la luz de las estrellas la inmensa melodía,
la luz de la estrella que se les arrebató un día,
la luz de la estrella que cada noche les inunda.
Si bajo la luna blanca y mortecina,
aquella luna bajo la que ella prometió su amor,
se reencuentran,
se romperá el hechizo.
El extraterrestre podrá acariciar
su tez blanquecina,
y dejará de acariciar el lienzo
en cuyos tejidos
sus ojos se le clavan como cuchillos.
quizá un geniecillo o un extraterrestre.
El caso es que me raptaste.
La luz de una extraña estrella te guiaba.
Tus dedos trazaban suave el carmín de mis labios
y mi piel marfil sobre el verde cobalto extasiado.
Tomé los libros, las canciones y la pluma,
escapé al norte.
La huida fue ardua,
en tu nave inexpugnable me embarqué,
con una barquita de metal de alas rotas
y acabé un despertar confesando mi amor.
Un ojo de abismo en el cristal,
cegada de ilusión,
ruedas de cuchillos, cielos abiertos...
Hierba peligrosa.
La cara de la muerte.
Silencio, sólo el silencio.
Las ventanas abrieron
cielos nuevos,
colores infinitos, espirales,
allí en el norte me volví a encontrar.
La niña recordaba el índigo, el cadmio, el cerúleo,
dejó su rastro,
mas él no estaba
pero su sombra le acompañaba.
Aquella niña del esqueje en la costilla
bailaba desnuda.
Sus ojos se abrían de par en par.
Cantaba, cantaba, con su voz quebrada.
Más nadie parecía escuchar.
Tus bellas manos tejían con hilos trémulos y firmes
los finos huesos de la joven,
aquella loca que danzaba sin fin.
Aquella cuerda de fino hilo
se desmoronaba...
suave el algodón de tus dedos acariciaban su perfil.
Abre los ojos, escuché.
De nuevo entre ciegos...
Silencio.
Nada importante acontecía,
los años pasaban y ella seguía
aferrada a su sueño.
Esto es el sueño!! le decían todos.
No tienes más que abrir los ojos!
Pero sin sus manos no era lo mismo...
Así que partió a su planeta,
nada se lo impediría.
Las amapolas seguían sangrando sobre el papel impoluto.
Los pájaros llegaron, piaron, cantaron
sus trémulos labios movían a su son.
Las campanas sonaron una, dos, tres...
Hasta dejarla sorda!
Una noche ultramar entre tinieblas
una extraña mueca encontró en su rostro.
Por fin de nuevo cara a cara.
Un terrible miedo la dinamita en sus pies explotó.
Ella se abalanzó al abismo, al mismísimo agujero negro,
muy lejos...
Tremendo fue el desamor,
tremenda fue la caída.
En un café pasó las horas,
pero él no apareció.
Ella escapó,
- no volverá jamás - se dijo el extraterrestre.
Mas el tiempo hizo de las suyas,
tejían sus labios
blanco roto sobre amapolas que ardían.
La risa de él desencajada por los años.
La de ella hermosa todavía.
- Volverá,
volverá directa a mis brazos. -
Hoy ella espera en una celda de su nave
para encontrar en sus manos delicadas,
que tejen a la luz de las estrellas la inmensa melodía,
la luz de la estrella que se les arrebató un día,
la luz de la estrella que cada noche les inunda.
Si bajo la luna blanca y mortecina,
aquella luna bajo la que ella prometió su amor,
se reencuentran,
se romperá el hechizo.
El extraterrestre podrá acariciar
su tez blanquecina,
y dejará de acariciar el lienzo
en cuyos tejidos
sus ojos se le clavan como cuchillos.
Me aterra
Te ves bien en cuero, en los bares
rompiendo cosas, rompiendo corazones
Te ves bien en el placer...en hoteles
la soledad es la clave para romper el hechizo.
Te jactas de tu sórdida forma de actuar
pero yo no seré
la que te siga cual gatita en celo.
De hecho me aterroriza,
creo que demasiado.
Deberías saber
lo que hierve aquí dentro.
Necesito verte
y hablar de ello.
Me aterra
pienso que demasiado
Me emociono
cuando bebo demasiado
En tu sangre, el fetiche,
en tu obscura habitación
me torturaste hasta llorar.
Compro cada llanto
porque no confío...
¿Quién te liberará
del circo?
La gravedad entre los dos
nos mantendrá a salvo.
Me emociono
cuando bebo demasiado
Me aterroriza,
creo que demasiado.
rompiendo cosas, rompiendo corazones
Te ves bien en el placer...en hoteles
la soledad es la clave para romper el hechizo.
Te jactas de tu sórdida forma de actuar
pero yo no seré
la que te siga cual gatita en celo.
De hecho me aterroriza,
creo que demasiado.
Deberías saber
lo que hierve aquí dentro.
Necesito verte
y hablar de ello.
Me aterra
pienso que demasiado
Me emociono
cuando bebo demasiado
En tu sangre, el fetiche,
en tu obscura habitación
me torturaste hasta llorar.
Compro cada llanto
porque no confío...
¿Quién te liberará
del circo?
La gravedad entre los dos
nos mantendrá a salvo.
Me emociono
cuando bebo demasiado
Me aterroriza,
creo que demasiado.
En sueños te he visto
En sueños te he visto
tus blancas manos abiertas como palomas
decían tantas cosas...
Mis palpitantes labios temblaban
como pétalo de amapola.
Pocos pasos nos separaban,
más mis piernas...
Mis piernas pesaban como el plomo,
tus palabras perforaron de lleno
en mi cabeza.
En sueños te he visto,
y tu presencia era un fantasma
que en mi retina aún permanece.
Tus ojos...tristes y de un acuoso brillante,
vaticinaban el terrible eco
de voz de tus sentencias.
Mas si en sueños vuelvo a verte
mis manos, mis ojos y mis trémulos labios
aullarán a voz en grito
que tu ausencia se clava cual dardo
en mi piel fina.
Besaré tus manos,
tus largas manos de pianista,
y mis ojos, frenéticos,
rogarán tus tibios besos.
Mis labios, ahora frescos y sabios
acariciarán tus finos dedos.
Tu ausencia me mata,
así que te espero en mis sueños.
tus blancas manos abiertas como palomas
decían tantas cosas...
Mis palpitantes labios temblaban
como pétalo de amapola.
Pocos pasos nos separaban,
más mis piernas...
Mis piernas pesaban como el plomo,
tus palabras perforaron de lleno
en mi cabeza.
En sueños te he visto,
y tu presencia era un fantasma
que en mi retina aún permanece.
Tus ojos...tristes y de un acuoso brillante,
vaticinaban el terrible eco
de voz de tus sentencias.
Mas si en sueños vuelvo a verte
mis manos, mis ojos y mis trémulos labios
aullarán a voz en grito
que tu ausencia se clava cual dardo
en mi piel fina.
Besaré tus manos,
tus largas manos de pianista,
y mis ojos, frenéticos,
rogarán tus tibios besos.
Mis labios, ahora frescos y sabios
acariciarán tus finos dedos.
Tu ausencia me mata,
así que te espero en mis sueños.
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