Si en mis sueños aparecieras como antes...
no como el vacuo vampiro,
desprovisto de alma,
sino como el príncipe remoto,
al que tanto amaba,
lo eclipsarías todo.
Te has convertido en la sombra
que acecha tras mi lecho,
helada, hiriente, hueca.
Si tras mi mueca,
de asombro y desaliento
emergieras, ya no de escarcha
sino de destello y de luz,
ya no con insolencia y burla
sino con la devoción de antaño...
se esfumaría el rencor
que carcome estos huesos.
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